13+13=Pablo

Gálatas 1:15-17,
Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, 17 ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco.
Desarrollo:
En la Biblia encontramos referencias como esta, en la predestinación de diferentes formas cómo ha escogido él EdeD.

  1. Tenemos al propio Moisés que no vemos la elección aunque está implícito en la decisión que Dios puso en el corazón de Yocave, la madre del niño Moisés, cuando calafateo una sesta de mimbre y puso en el rio Nilo, a la voluntad de Dios, Yahvé.

  2. Otro, el Sacerdote y profeta Samuel, donde su madre con un ejemplo de toda mujer judía, al no tener hijos era descartada y el marido podrían elegir dos caminos. Repudiarla o tomar otra como segunda esposa, para darles como hijo a la sombra de la mujer que no puede tenerlo, así era la posición de la madre de Samuel de nombre Ana. La Costumbre y ley.

  3. Jeremías que tenía como padre un sacerdote, él, Jeremías, escucho la voz de Dios, llamado a ser profeta en su niñez o desde su niñez, donde a semejanza de Samuel lo llamo varias veces.

  4. El apóstol Pablo era también uno de los escogidos, como en cada uno de los que estamos aquí y de los que están afuera que en el tiempo de nuestro Señor brotara esa semilla de las buenas nuevas, sigamos regando con nuestras oraciones.

(Spurgeon)
Se sintió divinamente llamado a predicar el evangelio que Cristo se le reveló en el camino a Damasco. Tan pronto como se convirtió, no esperó a que nadie lo ordenara o le enseñara más, sino que dice: “No consulté con carne y hueso”. Qué hizo allí, no lo sabemos; pero probablemente tuvo un momento de tranquila meditación y oración, solo: “Fui a Arabia”. Lo mejor que podemos hacer, a veces, es alejarnos de las voces de los hombres y escuchar solo la voz de Dios: “Fui a Arabia”,(Spurgeon)

  1. Jesús habla en secuencias de segundos

Hechos 9
Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. 3 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5 Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6 Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7 Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. 8 Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, 9 donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.
(Barclay)
En este pasaje tenemos el relato de la conversión más famosa de todos los tiempos. Debemos intentar, hasta donde nos sea posible, entrar en la mente de Saulo. Al hacerlo, veremos que no se trata de una conversión repentina, sino de una rendición repentina. Algo de Esteban se le había grabado en la memoria de una manera indeleble. ¿Como era posible que un malvado muriera de esa manera? Para acallar su persistente duda, Saulo se entregó a la acción más violenta que pudo encontrar. Primero, persiguió a los cristianos de Jerusalén; pero esto ponía peor las cosas, porque una y otra vez tenía que preguntarse cuál era el secreto que tenían aquellas personas sencillas para arrostrar serenas e inintimidados el peligro y el sufrimiento. Así es que, antes que detenerse o retroceder, fue al Sanedrín.
Los poderes del Sanedrín se reconocían dondequiera que había judíos. Saulo había oído que algunos cristianos habían huido a Damasco, y pidió poderes para ir allá a que los extraditaran y se los entregaran. Pero el viaje puso las cosas todavía peor. Eran más de 200 kilómetros, que tendría que hacer posiblemente a pie -aunque muchas veces se ha dicho y se ha pintado que Saulo se cayó del caballo- y que le ocuparían toda una semana. Los únicos acompañantes que llevaba Saulo eran funcionarios del Sanedrín, una especie de policías; pero, como Saulo era fariseo, no podía tener ningún trato con ellos, así es que marcharía solo, e iría pensando, porque no tenía otra cosa que hacer.
La carretera pasaba por Galilea, y esto le hacía pensar aún más en Jesús. La tensión interior se le iba haciendo insoportable.
Y así llegó a las afueras de Damasco, una de las ciudades más antiguas del mundo. Poco antes de llegar a la ciudad, la carretera escalaba el monte Hermón, desde el que se contemplaba Damasco, una hermosa ciudad blanca que se extendía por una llanura verde, «un manojo de perlas en una copa de esmeralda», como se la describía poéticamente. Esa región tenía un fenómeno característico: cuando el aire caliente de la llanura se encontraba con el aire frío de las montañas, se producían violentas tormentas eléctricas. Se ha sugerido que fue eso lo que pasó precisamente en aquel momento; pero lo más importante es que, desde una de aquellas tormentas o desde «otra», Cristo habló con Saulo. En ese momento acabó la batalla, y Saulo se rindió a Cristo.
El que entró en Damasco era un hombre cambiado. ¡Y hasta qué punto! El que había pensado llegar a Damasco como una furia vengativa, iba conducido de la mano, ciego y menesteroso.
Todo el Evangelio está en lo que el Cristo Resucitado le dijo a Saulo: «Entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que has de hacer.» Hasta ese momento, Saulo había estado haciendo lo que él quería, lo que él creía mejor, lo que su voluntad decidía.
Desde ese momento, se le diría lo que había de hacer. El cristiano es alguien que ha dejado de hacer lo que quiere, y ha empezado a hacer lo que Cristo quiere que haga. (Barclay)

  1. Ananías ora por el apóstol Pablo,

10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. 11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, 12 y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. 13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; 14 y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 

  1. ES lo llama al apóstol Pablo,

15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. 17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos,

  1. El cambio de Saulo al apóstol Pablo,

…dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 18 Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. 19 Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.

  1. Dos nombres pero en una sola persona,

Saulo de tarso, nombre judío, Pablo nombre Romano.
(Spurgeon)
Su mismo aliento era amenazador. La matanza parecía ser una necesidad de su existencia, estaba exhalando amenazas y la matanza – no podía respirar sin ellas – no podía hablar sin ellas. Estaba tan furioso contra el pueblo de Dios, que Jerusalén no le bastó; quería terrenos de caza más amplios; debe ir a Damasco. Así es cuando Dios quiere salvar a un hombre. Hará que toda patada que dé contra el evangelio sea como la de un buey que patea contra el aguijón y se hiere a sí mismo. Y qué batalla se libró en su alma entonces, tal vez ni siquiera él podría describir después. Hermanos, algunos de ustedes seguramente pueden adivinar, porque quizás ustedes hayan sentido lo mismo. Algunas almas nacen para Dios con dolores terribles; y este hombre era uno. Y ¡oh! qué creyentes fuertes son a menudo aquellos que tienen grandes dificultades para llegar a la paz. “Y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió”. Una gran manera de poder responder al Señor en todo momento. Queridos amigos, que nunca estemos donde nos avergoncemos de decir: “He aquí, estoy aquí, Señor”. Algunos cristianos entran en compañías muy extrañas y no les gustaría que su Maestro lo supiera. Se avergonzarían de decir: “He aquí, estoy aquí, Señor”. El Señor conoce el paradero de su pueblo. Conoce tu paradero esta noche, joven. Solo confío en que, aunque eres un oponente del evangelio, él te ha traído aquí con el propósito de que puedas convertirte en uno de sus mejores defensores, a través de su gracia renovadora. Estaba la señal secreta y la marca de un carácter cambiado: “He aquí, él ora”.
¡Qué maravilla! Ora, el que exhaló matanza. Ora, el que vino a destruir. “He aquí, él ora”. (Spurgeon)

  1. Bernabé (2 ocasiones),

Bernabé era una persona muy diferente y principalmente de las personas, era diferente de los apóstoles y diáconos y porque de los hermano de la época, como se dice en la jerga policial un sexto sentido, pero nadie le da importancia asta que sucede, así era José o más bien Bernabé.
. Un ejemplo de compromiso.
. Un ejemplo de generosidad.
. Un ejemplo de amor y de humildad.

  1. Evidencias

Testimonio del apóstol Pablo.
Hechos 22:3-29
Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros. 4 Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; 5 como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados. 6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. 9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. 12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, 13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. 14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.
17 Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. 18 Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. 19 Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; 20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban. 21 Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles. 22 Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva. 23 Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire, 24 mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. 25 Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. 27 Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí. 28 Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento. 29 Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado.
(Barclay)
La defensa de Pablo ante la multitud sedienta de su sangre no consistió en razonamientos, sino en la exposición de su experiencia personal; y eso es algo que no se puede discutir.
Esta defensa es una paradoja; Pablo hace hincapié en dos cosas:
(i) Su identidad con los que le estaban escuchando.
Pablo era judío, y nunca lo olvidaba (2 Corintios 11:22; Filipenses 3:4s).
Era de Tarso, una gran ciudad y uno de los grandes puertos del Mediterráneo en la desembocadura del río Cidno, y el final de la carretera que venía del lejano Éufrates a través de toda Asia Menor. Era una de las grandes ciudades universitarias del mundo antiguo. Pablo era un rabino, educado « a los pies» -es decir, en la escuela- de aquel Gamaliel que había sido < la gloria de la
Ley» y que había muerto hacía cosa de cinco años. Había sido perseguidor del nuevo Camino movido por su celo por la religión tradicional de Israel. En todo esto Pablo estaba completamente identificado con su audiencia de aquel día.
(ii) Hace hincapié en lo que le distingue de su audiencia. La diferencia fundamental era que Pablo veía a Cristo como el Salvador de toda la humanidad, y a Dios como el Que ama a todos los hombres. Su audiencia creía que Dios no amaba más que al pueblo judío. Querían monopolizar los privilegios de Dios exclusivamente para ellos, y consideraban blasfemo al que quisiera extenderlos a los demás pueblos. La diferencia era que Pablo se había encontrado con Jesús cara a cara.
Pablo estaba identificado con los que le escuchaban en un sentido, pero en otro estaba diametralmente separado de ellos. Así sucede con todos los cristianos: vivimos en el mundo, pero Dios nos ha separado y consagrado para una tarea especial. Una vez más Pablo hace hincapié en su identidad con su audiencia. Cuando llegó a Damasco, el que le instruyó fue un tal
Ananías, fiel cumplidor de la Ley, reconocido por todos los judíos como hombre íntegro. Pablo insiste en que él no proclama la abolición de la Ley sino su cumplimiento en Jesucristo. Aquí tenemos uno de los relatos telescópicos de Lucas: si leemos este pasaje con Hechos 9 y Gálatas 1 comprobamos que realmente fue tres años después cuando Pablo fue a Jerusalén, después de su visita a Arabia y de testificar en Damasco.
En Hechos 9 se nos dijo que Pablo había salido de Jerusalén porque su vida corría peligro a manos de los enfurecidos judíos, y aquí se nos dice que fue como resultado de una visión. No tiene por qué haber contradicción; lo más probable es que se ve la situación desde dos puntos de vista diferentes. Lo que Pablo deja bien claro es que él no quería apartarse de los judíos. Cuando
Dios se lo dijo, él se resistió diciendo que el recuerdo de su pasado no podría por menos de hacer su cambio más impresionante para los judíos; pero Dios le dijo que los judíos no le querrían escuchar, y que tenía que ir a los gentiles.
Hay aquí una cierta melancolía. Como pasó con su Maestro, a Pablo tampoco le recibieron los suyos (Juan 1:11). Es como si dijera: < Yo tenía un regalo de valor incalculable para vosotros, pero no lo quisisteis recibir; así que se lo ofrecí a los gentiles.»
El versículo 14 es un resumen no sólo de la vida de Pablo sino de la de cualquier cristiano.
Tiene tres partes:
(i) Conocer la voluntad de Dios. Este es el primer objetivo del cristiano: conocer y obedecer la voluntad de Dios.
(ii) Ver al Justo. Es el objetivo de todo cristiano el caminar diariamente con el Señor Resucitado.
(iii) Oír la voz de Dios. Se decía del famoso predicador John Brown of Haddington -el antepasado escocés de la familia Fliedner, de tan bendita memoria en España- que a menudo, cuando estaba predicando, se paraba como para escuchar una voz. El cristiano está siempre escuchando la voz de Dios entre los muchos ecos del mundo para saber adónde ir y qué hacer. Fue la mención de los gentiles lo que inflamó al populacho otra vez. No es que los judíos objetaran a que se predicara a los gentiles; a lo que objetaban era a que se les ofrecieran privilegios antes de que se circuncidaran y sometieran a la Ley. Si Pablo hubiera predicado a los gentiles que se convirtieran al judaísmo, no habría habido problemas; fue porque les ofreció las bendiciones de la Era Mesiánica por lo que se enfurecieron los judíos. Y mostraron su disconformidad de la manera más primitiva: chillando, y sacudiéndose o rasgándose la ropa, y armando una polvareda, que era lo típico entonces en Oriente y es posible que siga siéndolo en otros lugares también.
El comandante no sabría arameo, y no se habría enterado de lo que había dicho Pablo; pero una cosa sí sabía: que de ninguna manera podía consentir una alteración del orden público, y que tenía que castigar en el acto al que la causara. Por eso mandó que le dieran una paliza a Pablo para tomarle declaración. Eso no era un castigo, sino la manera más rápida y eficaz de obtener una confesión, aunque, desgraciadamente, con ese método no es fácil distinguir al culpable del inocente. En esos casos se solía usar un látigo de cuero con incrustaciones de hueso o plomo. Pocos lo podían soportar conservando su sano juicio, y muchos perecían.
Entonces Pablo habló. Cicerón había dicho: < Es una injuria atar a un ciudadano romano; es un crimen azotarle; matarle es tan malo como asesinar a un padre.» Así es que Pablo afirmó que era ciudadano romano. El comandante se quedó aterrado, porque se dio cuenta de que había estado a punto de hacer algo que le habría acarreado el despido, y hasta tal vez la ejecución.
Así es que le soltó las ligaduras a Pablo, y decidió preparar una confrontación con el Sanedrín para resolver la cuestión.
Hubo casos en los que Pablo hizo valer sus derechos, pero nunca con un fin egoísta. Sabía que no había terminado su tarea.
Cuando consideró que había llegado al final de su carrera, aceptó con alegría morir por Cristo; pero antes, Pablo era demasiado inteligente para dejar escapar la oportunidad de seguir sirviendo a Cristo. (Barclay)
Hechos 11:19-30; 12:25;
En los viajes:

  1. 13 y 14, Misión de Pablo y Bernabé, Chipre, Antioquia de Picidia, Pafos, Iconía, (44-46)

  2. 15, 16, 17, 18, Es siclo de viaje es por Grecia, Perge, Anatolia, Galacia en el Sur, Misia, Macedonia, Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas, Corintios, vuelta a Antioquía, (49-52)

  3. 18, 19, 20, 21, 22, Éfeso, Corintios, Macedonia, Tróade, Mileto, Jerusalém, (53-56)                            Hay comentarista que oman un 4 viaje y no es a España sino a Roma.

  4. 27, 28, Cesarea de Creta, Malta, Roma.

  5. Importancia del apóstol a la Iglesia

  6. Comportamiento y conciencia intachable,

  7. Consagración incondicional a Cristo,

  8. Convicción inquebrantable,

  9. Cuidado incesante de la verdadera palabra de Cristo a los lugares que iba,

  10. Confianza ilimitada en Cristo,

  11. Concepto imperecedero de lo que ES le daba para que hablase y lo sigue haciendo por medio de sus cartas o epístolas.

  12. Plasmo la organización de la iglesia en el liderazgo, en sus normas, reglas, convivencia e inclusive encontramos muchísimos recursos varios como por ejemplo Los Atributos de Dios:

 Santidad, Eternidad, Omnipotencia, Omnisciencia, Amor, Inmutabilidad
Omnipresencia, junto a estos son 19 atributos de Dios que encontrara ennlas cartas del apóstol Pablo
Efesios 4:11-16
11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibesu crecimiento para ir edificándose en amor.
(Barclay)
Para Pablo, todo el universo era un campo de batalla. El cristiano no tenía que contender exclusivamente con los ataques de otras personas, sino con los de fuerzas espirituales que luchaban contra Dios. No tenemos que tomar literalmente el lenguaje concreto de Pablo; pero nuestra experiencia nos dirá que hay un poder activo del mal en el mundo. Robert Louis Stevenson dijo una vez: «¿Conoces la estación Caledonia del ferrocarril en Edimburgo? Una mañana helada con viento del Este yo me encontré allí con Satanás.» No sabemos qué fue lo que le pasó de hecho a Stevenson, pero reconocemos la experiencia. Todos hemos sentido la fuerza de esa influencia perversa que trata de arrastrarnos al pecado.
A Pablo se le representa entonces todo un cuadro repleto de enseñanza espiritual. Por entonces estaba siempre encadenado a la muñeca de un soldado romano. Noche y día estaba allí con él, asegurándose de que no se escapaba. Pablo era literalmente un mensajero encadenado. Era la clase de hombre que se relacionaba fácilmente con todo el mundo, y sin duda hablaría con frecuencia con los soldados que estaban obligados a estar con él. Cuando estaba escribiendo, la armadura del soldado le sugirió toda una alegoría.
El cristiano también tiene una armadura; y, pieza por pieza, Pablo se fija en la armadura del soldado romano y la traduce en términos cristianos.
(i) Está el cinto de la verdad.
La túnica del soldado se sujetaba con un cinto del que se colgaba la espada, y que le daba libertad de movimientos. Otros puede que anden incómodos e indecisos; el cristiano se mueve con libertad y rapidez, porque conoce la verdad.
(ii) Está el peto de la integridad.
Cuando uno está vestido de integridad, es invulnerable. Las palabras no nos pueden defender siempre de las acusaciones, pero sí una vida íntegra. Una vez alguien acusó a Platón de ciertos crímenes.
«Bueno, pues entonces -dijo Platón-,vivamos de tal forma que demos el mentís a esas acusaciones.» La única manera de arrostrar las acusaciones que se le hacen al cristiano es siendo todo lo bueno que puede ser.
(iii) Están las sandalias, que eran la señal de que uno estaba dispuesto para la marcha. La característica del cristiano es que está dispuesto a ponerse en camino para compartir el Evangelio con otros que no lo han recibido.
(iv) Está el escudo.
La palabra que usa Pablo no designaba el escudo relativamente pequeño y redondo, sino el grande y oblongo que llevaban los guerreros fuertemente armados. Una de.las armas más peligrosas en las guerras antiguas eran
las flechas incendiarias. Se mojaba la punta en brea, se le prendía fuego y se lanzaba. El escudo grande tenía dos capas de madera pegadas entre sí. Cuando se le incrustaba un dardo incendiario, se hundía en la madera y se le apagaba la llama. La fe puede dar cuenta de los dardos de la tentación. Para Pablo, la fe es siempre la confianza absoluta en Cristo. Cuando caminamos cerca de Él, estamos a salvo de la tentación.
(v) Está la salvación como casco.
La salvación no es solamente algo del pasado. Nos da el perdón de los pecados del pasado, y también la fuerza para conquistar el pecado en los días por venir.
(vi) Está la espada, que es la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios es al mismo tiempo nuestra arma de defensa contra el pecado y nuestra arma de ataque contra los pecados del mundo. Los soldados de Cromwell peleaban con la espada en una mano y la Biblia en la otra. Nunca podremos ganar las batallas de Dios sin el Libro de Dios.
(vii) Por último, Pablo llega al arma más poderosa de todas -la oración. Notamos tres cosas que dice acerca de la oración.
(a) Debe ser constante. Tendemos muchas veces a orar solamente en las grandes crisis de la vida; pero es en la oración diaria donde el cristiano encuentra la fuerza diaria.
(b) Debe ser intensa. Una oración vacilante no nos llevará a ninguna parte. La oración requiere concentración de todas nuestras facultades en Dios.
(c) No debe ser egoísta. Los judíos tenían un dicho: «Que cada uno se una con la comunidad para la oración.» Creo que a menudo nuestras oraciones se concentran más de la cuenta en nosotros mismos, y tienen demasiado poco en cuenta a los demás. Tenemos que aprender a orar por los demás y con los demás tanto como a solas y por nosotros mismos.
Por último Pablo pide las oraciones de sus amigos por él mismo. Pero no les pide que oren por su comodidad o su paz, sino para que siga teniendo oportunidad de proclamar el secreto de Dios: que Su amor es para todos los seres humanos. Haremos bien en recordar que todos los obreros cristianos necesitan que su pueblo les sostenga las manos en oración. (Barclay)

  1. Usted, nosotros y quien le habla.

Si estamos buscando estudiar más las escrituras pero no para ser lideres, sino para comprender mejor, les invito que en este año se propongan a leer sistemáticamente las cartas paulinas o de Pablo, encontrara la teología del propio apóstol que nos dejo plasmado en diferentes libros, o sea 13.
. 1 Tesalonicenses: Pablo nos da una visión de nuestro futuro, hablando del regreso de Cristo y cómo prepararse para ella.
. 2 Tesalonicenses: Pablo comparte más acerca de nuestro futuro y el futuro del mundo cuando Jesús regrese. En ambas cartas Pablo nos recuerda del regreso de Cristo.
. 1 Corintios: Pablo señala los tipos de pecado de las iglesias y los cristianos pueden caer, y nos invita a eliminar esos pecados y vivir una vida que honre a Dios.
. 2 Corintios: En esta carta, lo que conocemos de la nueva alianza que somos parte de Cristo, lo que conduce a una vida de adoración de Dios y el servicio a los demás.
. Gálatas: Pablo escribe esta carta porque algunos cristianos empezaban a alejarse de lo que es el evangelio. Él demuestra que la salvación sólo es posible mediante la fe en Cristo. Cualquier adición a la fe es un compromiso con el Evangelio.
. Romanos: Esta es la obra maestra de Pablo donde explica la profunda necesidad que todos tenemos que hacer bien con Dios, y el hecho de que esto sólo es posible a través del sacrificio de Jesucristo en la cruz.
. Colosenses: Pablo escribe que Jesús es supremo sobre todo en la creación. Debido a su trabajo en la cruz, podemos vivir vidas que honran a Dios y Pablo nos muestra cómo hacerlo.
. Efesios: Escrita no solo para Efesios, sino para todas las demás iglesias porque en esta carta Pablo repite una y otra vez la frase “en Cristo”. Pablo, guiado por el Espíritu, descomprime todos los bienes que nos pertenecen a nosotros en Cristo. Se muestra la naturaleza de la fe y el poder de la iglesia como el pueblo de Dios.
. Tito: Esta es una carta personal. Está dirigida a un joven y a la iglesia donde sirve. Nos muestra cómo ayudarnos el uno al otro hasta llegar a la madurez.
. Filemón: Esta carta también es personal. Pablo escribe esta carta pidiendo a Filemón que perdone a su esclavo fugitivo que acaba de convertirse en cristiano.
. Filipenses: Cuando Pablo escribe esta carta, él está encarcelado pero aun así, explica el profundo gozo que debemos tener en la vida como cristianos. Un gozo para hoy y para mañana.
. 1 Timoteo: Timoteo era su mejor amigo. En esta primera carta, Pablo explica la organización de la iglesia que nos llevará a la madurez.
. 2 Timoteo: Esta es la última carta de Pablo al hombre. Es una carta personal que nos muestra el corazón de Pablo por Dios.
La otra es que nos acompañe cada viernes estudiando los libros del apóstol Pablo.

  1. Pablo:

. Una vida de fidelidad: (testigos de Cristo)
. Fiel defensor del Señor: (presentar a Cristo que es la única palabra de verdad)
. Fiel predicador del evangelio:
“Me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Co. 9:16).
“Pues me propuse no saber entre ustedes cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado” (1 Co. 2:2).
“Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gá. 6:14).
“Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciarles el evangelio” (Ro. 1:15).
. Fiel hasta el fin:
“Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”, 2 Timoteo 4:6-8.
El apóstol Pablo nos insta, nos exhorta a seguir fieles, mirando a Cristo sin desmayar, con espíritu de cuerpo, así que si usted ve que su hermano se ve que se duerme anímelo, ore por ellos y por nosotros.
Conclusión:
… prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:14

Pr. Daniel Batista

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